Por José Eugenio Nsue

  • » Si su Excelencia quiere saber cuál ha sido el motivo de la quiebra de CEIBA; en resumidas cuentas, ha sido por la incapacidad de sus directores generales».

  • «¿De qué director financiero queréis hablar, del que os ha estado sacando las castañas del fuego por vuestra incompetencia?»

  • «Los directores generales son los que nombran a los contables y cajeros; cada uno de los que están aquí ha traído a sus contables y a sus cajeros para llevar la gestión financiera al margen».

  • «Si se hiciera una auditoría física, se sabría quiénes han cogido el dinero; había que investigar el período en el que ha trabajado cada uno, ver qué es lo que tiene construido, cuál era su sueldo, salario…»


    (extractos de algunas intervenciones de algunos de los comparecientes ante el actual Mandamás de la nación en la última sesión de la comisión anticorrupción).

A pesar de que como habíamos avanzado y luego corroborado por los mismos implicados de la trama (Ruslán Obiang), el teatrillo montado por el Mandamás actual del país, el Patrón Nguema Obiang, en relación a la corrupción en CEIBA no era más que otra pieza del sainete que no iba a resultar nada, ni el fin del mismo era demostrar nada o conseguir algo en concreto; el espectáculo al menos nos ha hecho sacar varias conclusiones y anticipar cómo será el día después de la desaparición definitiva del causante, promotor y patrocinador de la cueva de Alí Baba y los 40 ladrones en que se ha convertido la República de Guinea Ecuatorial.

Como es notorio y sabido por todo el mundo, la corrupción, término biensonante, aceptado y hasta aclamado en la sociedad guineoecuatoriana; está considerada como algo positivo, hasta se ha creado toda una facultad y una cátedra en el Universidad de Akoakam (Mongomo) para sacar Máster en la corrupción cuyo rector es el vetusto Obiang Nguema; el decano, Nguema Obiang; y los catedráticos, toda la familia encabezada por la matriarca Constancia Mangue y hermanos, todos los hijos (Gabriel Mbega Obiang y cía.), primos y sobrinos. La corrupción camufla otros términos sinónimos como ladrón o caco; para el guineano, llamarte corrupto es un halago, una distinción; en la sociedad generalmente, los corruptos se consideran gente sagaz, ingeniosa, espabilada, afortunada, lista, bienllegada y cristianamente bendecida y consagrada; los corruptos son venerados, son los modelos a imitar, la envidia nacional. En la República de Guinea Ecuatorial todo el mundo quiere ser corrupto para poder vivir como Nguema Obiang, mamá Constancia, Gabriel Mbega Obiang, Teo Biyogo o Kivi Evuna.

Resulta que en el resto del mundo mundial, la corrupción: acción de corromper o corromperse (volverse moralmente mala persona, deshonesta y depravada) o situación, circunstancia en que los funcionarios u otras autoridades públicas están corrompidos, significa también: descomposición, putrefacción, depravación, perversión o inmortalidad; es lo más grave, lo peor que se puede atribuir a una persona en todos los ámbitos, político, social, religioso o familiar, además de ser uno de los delitos más graves; ser un corrupto, es mucho peor que ser un ladrón o caco, pero para los guineanos de Guinea Ecuatorial, llamarles corruptos es una alabanza, un honor, un reconocimiento.

En esos meses que hemos asistido en el seminario organizado por el catedrático más laureado de la facultad de las ciencias y técnicas de la corrupción de la universidad de Akoakam, Teodoro Nguema Obiang Mangue, sobre la materia; se ha comprobado que:

  1. Todas las instituciones, sociedades y las administraciones del país son corruptas; los encargados y responsables de las mismas también. El país está podrido de la corrupción.

  2. La finalidad de Nguema Obiang con sus interrogatorios y las confesiones obtenidas, era por un lado afianzar su autoridad y poder absolutos en el país, por otro lado ridiculizar y humillar a todos los que se habían creído importantes e intocables, recordarles que el único que es único en el país, es él; sus vidas dependen de él.

  3. Hay una enemistad manifiesta entre los miembros del aquelarre que se ha vuelto la administración de los Obiang; la guerra por la defensa de los intereses de cada uno está más que declarada y en el país se está viviendo el sálvese quien pueda, todos se acusan mutuamente; no hay ni ha habido coordinación ninguna, colegialidad, jerarquía, orden ni concierto; cada uno busca sus intereses personales, su enriquecimiento meteórico y se vale de su puesto, cargo o responsabilidad para lograr sus fines; nada de gestionar ni administrar los bienes y servicios públicos. El odio a matar está en el orden del día; la sociedad se parece al cine del oeste: todos están en la emboscada para disparar a matar al otro, cuanto más disparas y eliminas, más avanzas y más éxitos cosechas.

  4. La anarquía es la tónica general en la administración guineana, no hay respeto jerárquico; los cargos son simples menciones cara al público pero sin función y sin autoridad; nadie rinde cuenta ni da explicaciones a nadie más que a los que les nombran, la familia Obiang.

Lo que más me ha alegrado del entretenimiento de Nguema Obiang con sus monigotes en todo ese tiempo de falsas comisiones de anticorrupción, es saber cómo será el verdadero juicio final de todos esos presuntos ladrones, cacos (hasta que no sean juzgados y condenados en firme); verles delante de los verdaderos togados rindiendo cuentas al pueblo de Guinea Ecuatorial, víctima del saqueo y expolio despiadado ordenado por esa maligna familia, y pagar por ello. Ver cómo sudan, balbucean y chapurrean en español (seguro que más de uno pedirá al tribunal que le dejen declarar en fang) para justificar el alzamiento de bienes, explicar su modus operandi para hacerse con los dineros que no eran de ellos ni siquiera de los que les nombran y les encargan las responsabilidades. Dentro de muy poco veremos las caras compungidas como la de Kivi EVUNA reconociendo ante el espécimen de tribunal (Audiencia), que es la que tenía la llave de la caja donde se guardaba todo el dinero destinado para la defensa y seguridad y la caja estaba igualmente en su despacho (si falta dinero de la caja guardada en el despacho cuya llave la tenía la misma; luego quien cogía y desviaba los dineros y con ellos se iba presumiendo y jactándose sin rubor era…).

Como decía mi padre: cuando se ha crecido sin educación y malcriado, y has cogido todos los vicios; tan mucho que quieras ocultarlo, al final la mala conducta termina apareciendo. Esto es lo que le está pasando a Nguema Obiang Mangue; pensaba que había escondido su faceta de corrupto vistiéndose de combatiente contra la corrupción; mira por dónde, Francia le ha recordado lo que es, un corrupto y le ha confirmado la condena a pagar por sus fechorías más de 1.8 millones de euros, una cantidad muchísimo más que lo que su hermanastro cobró al vender el avión de la compañía. O sea, él incrimina a los demás de lo que es, hace y de lo que viven él y su familia, de la corrupción. Hay que ser un jeta.

Así lo pienso y así lo digo; ¿qué os parece?

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