Por José Eugenio Nsue

«- Tú no tienes valores, toda tu vida es nihilismo, cinismo, sarcasmo y orgasmo.

  • ¿Sabes? En Francia con ese slogan me habrían hecho presidente.» (Caroline AarónDoris. Woody Allen en Harry Block; actores, productores y director cinematográficos estadounidenses).

El término CINISMO en su primera acepción (actitud de la persona que miente con descaro y defiende o practica de forma descarada, impúdica y deshonesta algo que merece general desaprobación) es el adecuado a la hora de definir la actitud, el comportamiento de la inmensa mayoría de los dirigentes de los países. A juzgar por lo que se ve por doquier, parece ser que la clase política tiene el plácet de mentir descaradamente, de prometer lo que saben que no van a cumplir, de afirmar con el ceño fruncido simulando seriedad, convicción cuando realmente está negando. En el mundo occidental, el arte del cinismo, de la demagogia se maquilla, se disfraza con eufemismos que llaman diplomacia, habilidad, tacto, sagacidad o delicadeza; y al ser occidente (Europa, América del norte y algunos países asiáticos como Japón, Corea del Sur, Taiwán), sus políticos tienden a disimular su cinismo porque saben que si son descubiertos como tales, los ciudadanos se lo van a hacer pagar muy caro en las urnas en las elecciones que son las únicas armas o bazas con las que cuentan, y son poderosas; en occidente y en algunos países orientales, los ciudadanos ponen y quitan los gobiernos porque son países democráticos.

África es harina de otro costal; en los países africanos, sus dirigentes se han caracterizado sistemáticamente por ser cínicos, embaucadores, embusteros patológicos y cantamañanas mayoritariamente porque saben o creen saber que no tienen que no tienen que dar explicaciones a nadie de sus gestiones, tienen a los ciudadanos domesticados, atemorizados, inculturados (demasiado analfabetos) y arrodillados; dirigen sus países con manos de hierro y el sistema político que han elegido es la dictadura y con ella hacen lo que les viene en gana, dicen lo que quieren y como quieren aunque lo que dicen constituye un delito o ser una aberración, no se compromete a nada porque nadie se lo va a pedir ni siquiera recordar y nunca cumplen con su palabra, son unos falsos, demagogos y sinvergüenzas; los dirigentes políticos africanos en lugar de estar al servicio de sus ciudadanos, son esos los que están a su servicio; cualquiera que ose exigir que los dirigentes cumplan con sus palabras está buscando su ruina, su muerte. Así es África y así se lo gastan los dirigentes africanos.

El rey de Akoakam, su majestad el rey Obiang Nguema I es el campeón mundial del cinismo; nunca antes hubo en el mundo mundial un dirigente más cínico, más demagógico, más tramposo que él. El rey Obiang que miente más que Pinocho nos ha vuelto a salir esta semana con sus ya consabidas y cínicas declaraciones sobre la pandemia del Coronavirus. El descarado y falso Obiang con una mascarilla que no tienen ni los sanitarios, ni los que intentan ayudar a la población indefensa, que le cubría toda la cara y sentado probablemente en alguna terraza de alguno de sus innumerables palacetes que ha ido contribuyendo a lo largo y ancho del territorio nacional, dice que la pandemia del COVID-19 es como apocalipsis que no sabe de dónde viene y parece como un castigo por los males que cometemos en este mundo, las mentiras, incredulidad y la forma de vida que llevamos hoy en día que parece que estamos abocados para que todo el mundo perezca…, y puesto que el buen señor no quiere perecer, morir por eso él invita a todo el mundo (sus cobayas, habitantes de su reino, Guinea Ecuatorial) a permanecer en sus casas no para que no se contagien ellos sino para que no les contagien a él ni a su familia que tienen el derecho de llevar y vivir la buena vida, si no es por una extrema necesidad…, concluyó sus ofensivas palabras con un lacónico: «espero que todo el mundo cumpla».

Lo cierto es que hasta el que se ha creído ser dios, también teme a la muerte (cuentan que no quita la mascarilla ni cuando se acuesta); en una residencia donde ninguno de los que hay viven está infectado, el buen hombre lleva mascarilla y para hablar con sus colegas, lo hace amordazado con una mascarilla. Y esto no es lo grave; lo grave es que el cínico de Obiang dice que el ‘mal que estamos haciendo en el mundo’, ‘de la vida de engaño, mentiras y de incredulidad que llevamos’, ‘que ha traído este castigo apocalíptico para que perezcamos todos’.

Durante más de cuarenta y un años matando a inocentes si no por asesinatos, torturas, violaciones, secuestros, por el hambre, el desempleo, la discriminación y el eterno confinamiento policial; el que ha permitido que a pesar de la bonanza económica por el hallazgo del petróleo durante más de dos décadas, el 90 % de la población guineana siga viviendo con precariedad de todo tipo, desde la falta de una vivienda digna hasta la falta de alimentos, sanidad y educación; éste es el que habla de que habemos comportado mal. Si sabía que se comportaba mal, ¿por qué no ha querido cambiarse?, hasta está vanagloriándose con que los que piensan que va a cambiar a estas alturas, pierden el tiempo porque no va a cambiar; ¿no es eso ser un cínico crónico? En todos los países civilizados, los gobernantes, además de prohibir la circulación de las personas, el cierre de casi todas las actividades comerciales, lúdicas, académicas y deportivas, están proponiendo ayudas para aquellos ciudadanos con dificultades de alimentación, para los ciudadanos que van a quedar sin trabajo por culpa de esta situación, para los pequeños empresarios así como los autónomos…; hasta el gobierno de El Salvador, un país que ni siquiera está en el grupo de los del en vía de desarrollo, su Presidente ha prometido ayudar a todos los que se verán afectados por las medidas tomadas para salvar a la mayor parte de los ciudadanos, «aunque reparta la miseria pero no va a dejar morir de hambre a ningún salvadoreño»; estamos viendo cómo muchos ricos, futbolistas, empresarios, deportistas, actores, y personas anónimas están aportando ingentes cantidades de dinero para ayudar a sus ciudadanos, los sanitarios y a los investigadores para que encuentren remedio para combatir este Coronavirus en cambio, a lo único que el mentiroso, cínico, demagogo y maquiavélico rey Obiang Nguema I sabe hacer es dictar órdenes, castigar a los ya castigados ciudadanos guineanos sin ofrecerles nada a cambio; los confina, recluye en sus chabolas sin ofrecerles ninguna sola ayuda; no les da ninguna sola alternativa sabiendo que el 95 % de los guineanos viven al día, tienen que ir todos los días en busca de víveres en los mercados o en las fincas; las pobres vendedoras de los mercados, además de buscarse la vida y medios para cuidar de sus familias, de sus hijos que también están confinados en sus casas sin clases, las camadas, jaurías de hienas y los perros de caza de su régimen se han encargado a saquear, destrozar y tirar sus productos por orden del monarca y sus lacayos. Ninguna iniciativa para ayudar a esa paupérrima población, ninguna propuesta para velar por el bien de los alumnos y estudiantes además de decretar cerrar todos los centros y dar por terminado el curso escolar 2019/2020; ningún prohombre del régimen, empresarios de la casa real: la primera en todo, su hijo – príncipe de Zambunda y demás vástagos que se han enriquecido barbaramente a costa del país han aportado nada para salvar a su país. El mismo rey Obiang que es generoso con las desgracias ajenas y es mecenas para los científicos de otros países en cambio, en su propio país no es capaz de comprarles el material sanitario a los pobres ‘profesionales’ que están intentando hacer algo (los que trabajan en el laboratorio norteamericano de Baney para Guinea han puesto el grito en el cielo por la actuación nefasta y criminal del encargado de Obiang, el Dr. muerte, Salomón Nguema). Si esta pandemia no hubiera afectado también a Guinea, seguro que a estas alturas estaríamos escuchando loas e interminables comunicados en los altavoces de los voceros panfleteros del aparato mediático del régimen de que el rey Midas y Padrino de todas las causas perdidas del mundo, el rey Obiang Nguema I de Akoakam había donado millones aquí, millones allá y millones allende; el cínico es tan bueno con todo el mundo, menos con sus súbditos y subordinados a los que ha ideado otra fórmula para saquearles aún más con esta locura de que el pueblo aporte para contribuir a la lucha del Coronavirus, otro impuesto revolucionario. El país está lleno de carros blindados y armamentos pesados y ligeros sin que estemos en condición de declarar la guerra contra nadie ni siquiera podemos garantizar seguridad en el espacio, aguas y territorio nacional (los terroristas y bandidos de Boko Haram están haciendo su agosto en nuestras aguas impunemente), pero está falto de todo lo que puede salvar las vidas de los guineanos, de esto no se ocupa esta diabólica familia.

Como dijo Martin Luther King: una nación que gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales se acerca a la muerte espiritual»; mas yo añado que no solo espiritual, está llamado a la aniquilación total. Si el cobarde y cínico Obiang quiere saber por qué el apocalipsis, aquí está la respuesta: su maldad y los crímenes cometidos durante tanto tiempo nos ha traído el exterminio, y esto no ha hecho más que empezar, vienen más tribulaciones para nuestro pueblo antes de acabar con él; seguirá viendo más crepúsculos, lo malo es que está llevando consigo directo al precipicio a toda la población lamentablemente.

Así lo pienso y así lo digo; ¿ qué os parece?

Radio Macuto Facebook

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *