Hasta ayer la pregunta era ¿Qué pueden aportar los cuerpos uniformados de Guinea Ecuatorial en la lucha contra el COVID19? La respuesta para muchos era “poco o casi nada” atendiendo a las múltiples irregularidades que cometen.

Hoy, a esa misma pregunta, sin miedo al error se puede aumentar que, la aportación de los salidos en las academias de mierda es temeraria. Un ejemplo a destacar es el que nos detallan de la comisaría del popular barrio Fishtown de Malabo.

Resulta que, desde que se dictó la norma del confinamiento a partir de las 19 horas,  los efectivos de la comisaria antes mencionada comienzan a detener a los que circulan en las calles sin mascarillas. Hasta ahí, se puede considerar que cumplen con la orden dada las instancias superiores pero, lo grave es que los detenidos en todos los barrios, los meten todos en un calabozo junto con los antiguos presos comunes. Para salir de esa reclusión, se ha de pagar una multa de 10.000 Xcfa. Tanto a la entrada  como a la salida de los calabozos, no hacen pruebas de contagios, no hay ni el famoso “termo flash”, el termómetro con infrarrojos… La conclusión es sencilla: Con estas formas, la posible propagación del virus es descarada.

La corrupción institucionalizada del sanguinario régimen de Teodoro Obiang no podía faltar sin hacer acto de presencia, aunque en situaciones extremas como las actuales.

Va a ser que, incluso pagamos 10.000 para ser contagiados del COVID en una celda de la comisaria

Otra irregularidad observada es que, los efectivos de las barreras rechazan  los credenciales que distribuyen los jefes de Comunidad; he ahí que, hay gente atrapada en Rebola, a 12 km de Malabo con credenciales para el desplazamiento a mano.

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