Y todo era una ilusión,
he inventado una historia
de dos colores, y me pregunto
si de verdad, sirven para el dibujo.
Con esos padres incoloros fingiendo,
pensando en comprarme, para una servidumbre dócil.
¡Oh mis amigos no me envidien, no me envidien!
que no estoy libre de mi propia libertad.
Tantas manos en mi cabeza, ¡luchas!
y ahí la opresión y aquí la sumisión.
Y no quiero asimilarme, y no quiero
equivocarme, y no quiero callarme.
Por eso, bailo con la memoria rebelde,
con el recuerdo insumiso de mi edad poscolonial.
Y el tiempo sera el que hable en mi boca,
¡los llantos han de ser lo último guerrero!
ya que se sabe como viven las nubes.
Y todo era una ilusión, una ilusión
grandísima, salvo tú, niña…
Joël Keffa