He cruzado el mar mediterraneo,
cubriendo mis llagas ensangrentadas.
Diaspora es esa vejez que atormenta mis sueños,
doloridos que se estancaron en el abismo.

Lloro de tristeza,
lloro por el dolor de mi pueblo.
Ahí están esos forasteros que con desdén interpretan el arte de la verdad.
Sin franqueza, ahí están despojando a todos,
aquellos que con tertulias imaginaron el poder.

Poder falacioso sin tributo
se sienta al trono el hijo bastardo.
Madre mía, que la tiranía no tiene límites.
Y sin razón achaca y maltrata.

Con desdén camina en río ensangrentado.
Los riachuelos desbordan de sangre.

Pepin Copariate

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