Por José Eugenio Nsue

Hace tiempo que algunos guineanos nacidos en Guinea, de padres abuelos y bisabuelos guineanos, nos habíamos dado cuenta de que si no luchábamos por una Guinea Ecuatorial libre, próspera, justa y democrática, nadie iba a hacerlo por nosotros; si no hablábamos, denunciábamos y alertábamos de las atrocidades, barbaridades e injusticias que la familia real de Akoakam y sus adláteres alacranes, buitres y chupópteros están cometiendo en el país, nadie lo iba a hacer por nosotros; si no hacíamos nada para frenar y evitar el genocidio y el exterminio que practican contra el pueblo guineano y sus habitantes para que así en caso de morir en el intento, nuestros hijos pudieran estar orgullosos y afirmar que al menos sus padres murieron en el intento de querer dejarles un país decente, nadie lo iba a hacer por nosotros.

La familia de los Obiang es insaciable. Hace una semana que afirmábamos que ellos (Obiang Nguema y los suyos) se habían acaparado y repartido el para su explotación a su antojo y conveniencia; no había una sola fuente de ingresos en toda Guinea que no era aprovechada por algún miembro, familiar, pariente o allegado del rey de Akoakam. Por cualquier circunstancia, los insaciables miembros de esta maligna familia aprovecha para esquilmar, extorsionar y robar a sus ‘súbditos’ que por otro lado dicen que les quieren, aman y estiman. Nunca se han contentado con lo que ya tienen amasado, con lo que han robado; están tan a gusto en ese oficio de robar, se creen tan intocables y tan sobrados malversando, maltratando, manipulando y estafando al pueblo que no se conmueven ni se disimulan.

Desde que empezó la pandemia del COVID-19 allá en marzo del pasado 2020, el Gobierno guineano con su monarca a la cabeza en lugar de proteger a la población, vio en ello otra oportunidad para extorsionarla, explotarla y amordazarla privándola aún más de sus derechos fundamentales como el derecho de circular libremente en el país. Se creó un Comité Técnico Nacional para la lucha contra la pandemia que Dios sabe para qué sirve, no es escuchado ni respetado ni siquiera por los propios que lo había creado; el Gobierno en pleno, la familia imperial y los miembros del PDGE viven, se desplazan y hacen lo que quieren como si la pandemia no fuera por ellos. Dijeron que habían creado un fondo de cinco mil millones de francos cefas al principio de la pandemia (marzo, 2020) para luchar contra el coronavirus; hasta aquí nadie sabe quién o quiénes recibieron y gestionaron dichos fondos, en qué se gastó y quiénes fueron los beneficiarios ya que ni la población tuvo las simples mascarillas, ni los sanitarios fueron equipados y protegidos con equipos de protección, los EPIS ( Equipo de Protección Individual). El bonachón del rey Midas Nguema Obiang haciendo gala de la bonomía y hombre de Estado que le caracteriza es el que prometió traer por su cuenta las mascarillas, que nadie vio, trajo el brebaje milagro malgache que curaba al virus de los africanos para así inmunizar a todos los guineanos (no se sabe cuántos guineanos lo bebieron y cuántos se quedaron inmunes); la que quiso quejarse y denunciar la falta de medios y medidas de protección en los destartalados y obsoletos hospitales nacionales como Nuria Obono, el Dr Muerte la amenazó con hacerla beber oxígeno y la encarceló. Los buitres del PDGE que no desaprovechan cualquier circunstancia en el país para lucrarse aunque como en esta ocasión se tratara de una calamidad para el pueblo, metieron sus fauces para sacar tajada inventando otro fondo «¿solidario?» para «¿ayudar?» a combatir la pandemia; obligaron a aportar a todo el mundo: funcionarios, expatriados residentes, comerciantes y hasta los parados y amas de casa; recaudaron cientos de millones de francos cefas que nadie sabe qué se hizo con el dinero, quién recibió los fondos y quiénes fueron los beneficiarios…

Como los Obiang y sus sirvientes están siempre prestos en aprovecharse de los guineanos siempre que pueden, han visto con la llegada de la pandemia otra ocasión excelente para por un lado dejar morir a todos los que les incomodan y a la población en general por desasistencia, ¿cuántas personas han muerto por esta enfermedad por falta de oxígeno y sin que nadie pudiera hacer nada por ellas?, por otro lado favorecer sus negocios hoteleros y permitir que los militares, demás cuerpos de seguridad y los jefes de los Consejos de poblado se lucren a costa de la población con multas e impuestos inventados. Todos los decretos y órdenes ministeriales que han ido sacando, lejos de favorecer, proteger a la población y luchar contra el virus, han servido para que se lucren ellos mismos; exigen permisos y autorizaciones para los desplazamientos previo pago; ¿quiénes lo cobran?.

Las pruebas de PCR que piden a los ciudadanos que quieren desplazarse dentro del país o en el extranjero, es otro plan para robar descaradamente al pueblo; ¿en qué mente cabe pedir una prueba de PCR a todos los miembros de una familia que vive en Bata y quiere ir a su pueblo de Niefang, Micomiseng o Evinayong, pagar por ella 50.000 francos por persona, y a la vuelta otros 50.000 francos, más 2.000 francos por persona para otra prueba inventada de IgM en una población donde hay más del 60% que está sin ingresos regulares y los que trabajan muchos no llegan a cobrar ni 100.000 francos al mes? Hace dos días que se ha querido enmendar ese atropello y tomadura de pelo a la población reduciendo en un 90% los precios establecidos para dichas pruebas cuando han pasado meses abusando. No solo piden las pruebas de PCR y la de IgM a los residentes nacionales que quieren desplazarse a nivel nacional, también se lo exigen a todos los que vienen del exterior con pruebas hechas desde el origen o sin ellas, les obligan a permanecer en sus hoteles durante cinco días cobrándoles la estancia 50.000 francos por noche (¡ qué obsesión con la cantidad de 50.000!), sin desayuno, almuerzo ni cena.

Seamos serios, guineanos y guineanas; aunque el monarca, patriarca, emperador, el único que es único, el rey Obiang, nos llamara ‘pobres mentales’, ¿no es hora de que intentemos despertar algunas neuronas de nuestro cerebro y preguntarnos por qué nos tratan así, por qué nos toman por tontos tanto tiempo? En todo el mundo, la única prueba homologada y aceptada para saber si uno está infectado por el covid o no es la prueba de PCR; para poder viajar por cualquier país del mundo actualmente te exigen esta prueba y nada más que esta; da igual que lo hayas hecho en Inglaterra, Alemania, Rusia o Canadá porque los centros donde se realizan esas pruebas están igualmente homologados internacionalmente; una vez llegado al país de destino no te vuelven a pedir otra prueba adicional; los países donde obligan hacer cuarentena, te obligan guardar cuarentena en tu domicilio o a donde vas de visita y nunca en un hotel. Eso de que tengas el Certificado negativo de la prueba de PCR en vigor, te obligan de nuevo hacer otra nada más pisar el suelo patrio además te obligan someterte a otra prueba como la IgM (Inmunoglobulinas M, que son anticuerpos que produce nuestro organismo para atacar a los microbios que nos infectan; o sea, son parte de nuestro sistema inmune o defensas. Explicación de un facultativo activo), ¿dónde lo han sacado? ¿Qué pasa, la Guinea del rey Obiang es diferente al resto del mundo? ¿Dónde más se exige esta prueba y se pide para sacar qué; las PCR del resto del mundo no sirven para Guinea; los aparatos con los que hacen la prueba de PCR en Guinea son distintos a los de los demás países? ¿Por qué muchos guineanos les gusta ver sufrir a otros guineanos? ¿Cuánto hace que no dan las cifras de los contagios, los hospitalizados, los curados así como el número de fallecidos por el COVID-19 en Guinea? ¿O es que el Comité Técnico Nacional no se ocupa de esos datos, o no son relevantes? El Ministro de Sanidad en su Orden Ministerial de 5/2021 de 27 de enero afirma en su exposición de motivos que los precios que cobran para las pruebas PCR, IgM (50.000, 100.000, 2.000 francos) son elevados relativamente para la población, ¿en serio? ¿En qué mundo viven esos humanoides?

Mientras que todo el mundo está llorando por la que está cayendo, algunos por falta de trabajo, otros por haber perdido a seres queridos, otros porque no tienen ni para comer, el Vicepresidente de su padre, Niño-grande y candidato a sucederle, reúne a los ladronzuelos que viven haciendo la vida imposible a la ciudadanía para decirles con boca chica: «no hay que robar al pueblo; ¿no sabéis que también son de este país?»; una verdadera sorna cuando él, sus hermanos, madre, tíos y su padre son los primeros que roban a manos llenas. Es tan enajenado que ni siquiera se entera, ve, ni siente cómo el pueblo sufre; vive en otra galaxia, organiza fiestas y orgías siempre aunque no haya motivos, como estos días donde se le ha visto bailando rodeado de dos chicas en el patio de su padre en su pueblo y junto a sus tíos y aduladores bailando y bebiendo champán mientras una orquesta congoleña ameniza la tarde. Esta familia vive al margen de todo.

Miserables somos los guineanos que hasta aquí seguimos sin decir que: trop c’est trop !!

Así lo pienso y así lo digo; ¿qué os parece?

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