Soy el último en saber
que no se cierren las heridas,
con un candado, una pala,
una plata.

…O tal vez, el primero en decir
que tardan, o casi nunca, a cerrarse.
Es tan profundo el olvido, y
tan penoso el recuerdo.
Cadenas de una mano vuelta;
y nunca estás lejos,
labios del dolor mío,
entre tú o ella,
uno entre dos.

¡Y que no sepa la gente lo que vivo!
porque, ellos harán como yo…


Jk.

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